Tite, el técnico brasileño, bailó para celebrar el tercer tanto de Brasil junto al resto de jugadores, cerca del banquillo.
Esta celebración fue gracias a Richarlison, quien le había prometido a Tite que si marcaba un gol, él lo haría. Aunque intentaron esconderlo, sabían que había cámaras en todos lados.
Tite aclaró que no habían querido ser irrespetuosos ni con el rival ni con Paulo Bento.