Buenos Aires, 15 dic (EFE).- Cada familia tiene sus cábalas, esos ritos previos a cualquier partido de fútbol que resultan necesarios para agarrar confianza y no sucumbir al sufrimiento. José Daniel Valencia, campeón del mundo en 1978, llevó esto hasta sus últimas consecuencias y rechazó asistir a la final entre Argentina y Francia.
¿El motivo? Los mates que, sí o sí, el excentrocampista se toma en compañía de su hijo antes de un encuentro.
En un entrañable hilo de Twitter, Daniel Valencia "júnior" relató los pormenores de una tradición que no se verá truncada este fin de semana, cuando en el estadio catarí de Lusail la Albiceleste y los Bleus pugnarán por conseguir su tercera estrella.
Un hito que conoce muy bien el propio José Daniel Valencia, integrante del equipo que le dio el primer triunfo mundialista a la Argentina en 1978 y que posteriormente se estrelló en el Mundial de España de 1982.
Como futbolista de clubes, la "Rana", como se le conoce en Argentina, militó en las filas del Club Gimnasia y Esgrima de Jujuy, su localidad natal; y de Talleres de Córdoba, así como en los equipos bolivianos Jorge Wilstermann y San José y en el ecuatoriano Liga Deportiva Universitaria de Quito.
COSTUMBRES IMPERECEDERAS
La costumbre dicta que padre e hijo vean juntos todos los partidos, sin excepción. Uno de los dos se encarga de preparar mate unos quince minutos antes del pitido inicial, mientras el otro sale "a comprar unos criollitos o galletas", dependiendo de la hora y de la dimensión futbolística (y emocional) del choque en cuestión.
Cuando el partido es más importante, "ya la situación cambiaba", según cuenta el vástago del campeón mundialista: el rito comienza mucho antes de esos quince minutos, siendo capaces de pasar varias horas conversando sobre fútbol con un mate en la mano.
"Por todo esto es que los mundiales no solamente son especiales por todo lo que implican, sino también porque nos permiten disfrutar de los mejores del mundo durante todo el día. Porque nos faltan termos para todo el mate que tomamos y porque en casa no se habla de otra cosa", aseguró Daniel Valencia hijo.
En la mañana del miércoles, y tras el contundente triunfo por 3-0 de Argentina ante Croacia en la jornada previa, un mensaje de WhatsApp sorprendió al exjugador de Talleres de Córdoba: una convocatoria de la FIFA para presenciar como invitado de honor la final del Mundial en Catar.
"Su respuesta fue que agradecía la invitación pero que no podía asistir porque tenía un compromiso. No puedo explicar mi enojo, es el lugar en el que todos quisiéramos estar. Claramente se lo reclamé", manifestó públicamente su hijo, que muy pronto comprendió los motivos reales del exfutbolista: vivir la final en su país, al lado de sus seres queridos.
"Ahí entendí y me terminó de cerrar todo. La rana que no quiso quedarse a festejar el mundial que ganó para ir a darle un abrazo a su madre, decidió no ir a Catar porque es el tipo con el corazón más noble que conocí en la vida", advirtió.
De esta forma, padre e hijo respetarán su "cábala" particular y disfrutarán juntos el partido del domingo, cebando mates en innumerables ocasiones y vibrando por una final que se prevé histórica.
Integrantes de aquellas selecciones que salieron campeonas en 1978 y 1986, como Mario Alberto Kempes, Ubaldo Matildo Fillol, Jorge Valdano y Oscar Ruggeri, se han dejado ver en distintas instancias del actual Mundial de Qatar, donde algunos colaboran como comentaristas y otros han sido invitados por la FIFA.
Pero no será así con José Daniel Valencia. Su prioridad quedó clara cuando usó su cuenta de Twitter para responder al hilo de su hijo y escribió: "No vamos a negociar los mates, ¿no?".
Javier Castro Bugarín