Lusail (Catar), 26 nov (EFE).- El laberinto de Argentina en la fase de grupos del Mundial de Qatar 2022, en el que se introdujo con la derrota en la primera jornada ante Arabia Saudí, ya avista la salida, divisada por Lionel Messi, el goleador decisivo, y Enzo Fernández, el autor del 2-0, contra México, pero aún pendiente de una victoria más en la última jornada contra Polonia para depender únicamente de sí mismo y traspasar las dudas que aún lo acechan.
Aún necesita otro triunfo. Sus tres puntos todavía no son suficientes ni para la celebración ni para el alivio. Polonia y Robert Lewandowski, sus adversarios de la última jornada el próximo miércoles, tienen un punto más que él. Arabia Saudí, que se enfrentará a México, está a su altura. El equipo norteamericano, en cambio, es último, con un solo punto. En esa combinación de factores, lo único que garantiza el pase a Messi y compañía es ganar.
Porque Argentina, protagonista de un despropósito en el primer tiempo, resurgió en el segundo, se levantó, como reclamaba Lionel Scaloni.
Ya expresó en la víspera el seleccionador argentino que, más allá de un golpe como el que sufrió en su estreno en Qatar 2022, lo importante es "cómo te levantas", como hizo la 'albiceleste' este sábado contra México en el estadio de Lusail, en una situación límite, cuando removió su bloque con cinco cambios, sin lamentos, con determinación, sin éxito, hasta que apareció el de siempre, Lionel Messi, para solucionar todo con un tiro.
Fuera Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Tagliafico, Leandro Paredes y Papu Gómez; dentro Gonzalo Montiel, Marcos Acuña, Lisandro Martínez, Guido Rodríguez y Alexis Mac Allister. Sólo se sostuvieron el portero Emiliano Martínez, uno de los cuatro defensas (Nicolás Otamendi), un centrocampista (Rodrigo de Paul) y los tres del ataque: Lautaro Martínez, Ángel Di María y Lionel Messi, el capitán, el referente, el más aclamado. El hombre decisivo del partido.
"Mi mejor virtud como futbolista es que siempre iba para adelante", enfatizó el entrenador, que jugó en Estudiantes de La Plata, en el Deportivo de La Coruña, en el West Ham, en el Racing de Santander, en el Lazio, en el Mallorca, en el Atalanta y en la selección argentina que ahora dirige, con la que sólo disputó un partido en una Copa del Mundo, en Alemania 2006, el 24 de junio de ese año, en octavos de final... Y contra México, en el último de sus siete partidos como internacional, en el que venció 2-1 en la prórroga.
Lo ha vivido como jugador Scaloni, cuya trayectoria incluyó 486 encuentros, a lo largo de 19 años, desde 1996 hasta 2015, hasta el salto al banquillo en la 'albiceleste', cuando pasó del cuerpo técnico a la posición principal (debutó el 8 de septiembre de 2018, después de la eliminación argentina en Rusia 2018 en los octavos de final contra Francia), cuando inició una carrera que lo ha consolidado al frente de un equipo, de repente, al límite en Catar.
Frustrado un recorrido de 36 partidos invicto con la inesperada y estruendosa derrota contra Arabia Saudí, Scaloni respira, pendiente aún de otra victoria. "Anímicamente, más allá del primer día que es el que afecta, la reacción es inmediata. Cuando recibes un golpe, dos o tres lo que hay que hacer es levantarse. Y este equipo se levanta". Dicho y hecho. Argentina ha vuelto, aún a trompicones, aún sin su mejor versión, pero muy viva. Le queda un victoria para avanzar a octavos de final.
Iñaki Dufour