Madrid, 2 dic (EFE).- Si Argentina no acredita su condición de favorita y no es capaz de derrotar a Australia en más de dos horas, partido más prórroga, con sus consiguientes añadidos, el pase a los cuartos de final del Mundial de Qatar puede estar en manos de dos artistas del trampantojo, Andrew Redmayne y Emiliano ‘Dibu’ Martínez, que pueden convertir la tanda de penaltis en un espectáculo.
El “Meneo Gris” de Redmayne
The Wiggles es la típica banda infantil que da con la tecla. Una especie de Cantajuegos que, en 2005, tuvo más ingresos en Australia que AC/DC y Nicole Kidman juntos. Un grupo al que todo padre acaba rindiéndose, pese a odiarlo, porque hipnotiza a los más pequeños.
Con un niño de año y medio, no es extraño que Redmayne tuviese interiorizados sus bailes y que, llegado el momento, en la decisiva tanda de penaltis de la repesca ante Perú, recurriese a ellos para distraer a los jugadores peruanos.
Todo comenzó cuando el seleccionador australiano, Graham Arnold, siguiendo el ejemplo del neerlandés Louis van Gaal -que en los cuartos de final de Brasil 2014 sustituyó a Jesper Cillessen por Tim Krul para la tanda de penaltis ante Costa Rica y le salió bien-, cambió de portero en el minuto 119 de la prórroga.
Para el gran público era una decisión arriesgada. Sacaba del campo a Matthew Ryan, un portero con experiencia en la Liga española (Valencia y Real Sociedad) y lo sustituía por Andrew Redmayne, que con 33 años siempre jugó en el modesto fútbol australiano y apenas sumaba apariciones con su selección.
Arnold conocía la capacidad de Redmayne para descentrar a sus rivales. No era solo su aspecto, con su camiseta gris, sus 1’94 m. y la larga barba hipster, sino su absoluto desprecio por el sentido del ridículo.
Antes de cada lanzamiento, Redmayne comenzó a bailar sobre la línea de gol, moviendo brazos y piernas de una forma cómica.
No logró descentrar a Gianluca Lapadula, que marcó, pero sembró las primeras dudas con Luis Advíncula, que envió el balón al larguero, y pese a que Renato Tapia y Edison Flores anotaron sin problemas, Alex Varela, sí cayó en su trampa, en el penalti decisivo.
No fue la única artimaña de Redmayne, que pasó de “payaso” a genio.
Después de que Pedro Gallese detuviese el disparo de Martin Boyle, Redmayne observó cómo el arquero peruano se dirigía a un poste para beber agua, pero también para consultar la hoja con las anotaciones sobre dónde disparaba cada australiano. Redmayne aprovechó su momento para lanzar la hoja de Gallese tras una valla publicitaria.
Siempre al límite del juego limpio, el portero se convirtió en un héroe nacional y una celebridad que poco después llegó a grabar un videoclip con el grupo “The Wiggles”, el inspirador de su “meneo gris”.
“Mirá que te como, hermano”, el momento de gloria del 'Dibu'
'Dibu' era el protagonista de una serie infantil de éxito en los años noventa en Argentina “Mi familia es un dibujo”. Un dibujo animado que había nacido en una familia de humanos.
Emiliano Martínez, de pequeño coloradito y pecoso, ingresaba en aquella época en la pensión de Independiente, donde se alojaban los proyectos de jugadores del club de Avellaneda, y comenzaron a decirle que se parecía a aquel dibujito.
El arquero ha cargado desde entonces con el sobrenombre, en una carrera labrada a pico y pala desde que el Arsenal londinense lo fichase con 16 años; Arsenal, Oxford, Sheffield Wed, Rotherham, Wolverhampton, Getafe, Reading y, al fin, Aston Villa.
Con llamadas intermitentes como suplente a la selección, su regularidad con los 'villanos' le abrió las puertas de la Albiceleste y su gran momento fue la Copa América de 2021. Los problemas de Franco Armani, al tener una fuerte carga viral que le impedían dar negativo en las pruebas anticovid, le franquearon el camino en Brasil y la tanda de penaltis en la semifinal contra Colombia le convirtió en una figura popular; adorado por los argentinos y detestado por los rivales.
En un estadio Mané Garrincha vacío por las restricciones covid, el 'Dibu' utilizó un juego psicológico que acabó por minar la moral de Colombia.
Tras encajar el primer gol de Juan Guillermo Cuadrado, se dirigió a Davinson Sánchez, el segundo lanzador colombiano, al que conocía del fútbol inglés: “Lo siento pero te como, hermano”. Desconcertó al central y le atajó el penalti.
El tercer lanzador era el exbarcelonista Yerri Mina, con quien, además, tenía cuentas pendientes. Mina le había lesionado en las eliminatorias y tampoco le había gustado a Emiliano el ‘bailecito’ que se había marcado tras marcar frente al uruguayo Fernando Muslera, en esa misma Copa América.
“No te da para festejar no, te veo nervioso. Mirá que está un poquito adelante la pelota. Sí sí hacete el boludo, ya te conozco a vos, te gusta. Te reís de los nervios. Mirá que te como hermano, mirá que te como hermano", le espetó. Y Mina falló.
El Dibu pararía otro lanzamiento más, el decisivo, convirtiéndose en el héroe que abrió la puerta al primer título grande de Messi con la selección absoluta.
Más tarde desvelaría que su motivación vino de las provocaciones colombianas en el descanso, cuando los jugadores cafeteros los llamaron “pechofríos y pierde-finales”, pero Emiliano Martínez ha hecho del juego psicológico en el lanzamiento de penales su seña de identidad.
Y, como apenas hay dudas de que Graham Arnold, volverá a recurrir a Redmayne, en el caso de que se llegue a la definición por penales. La pugna entre los dos grandes puede marcar la eliminatoria; el espectáculo puede continuar.
Óscar González